· Carta Abierta ·

Basta con una pausa de minutos en la vida de uno para decidir si explotar o no.
Y me encuentro acá, con tanto fundamento, tanto motivo, tanta razón y sin poder hacer nada más que mostrarle al otro mi existencia.
Aún no sé bien porqué llegué a gestarme... Cómo es que llegué a ser alguien en este gran cuento.
Pero la respuesta creo que está en...: El amor crea nuevos sentimientos.-

Y estoy solo. Y a la vez acompañado.
Acompañado de soledad. De resentimientos arraigados y tenaces.
Resentimientos que... de no haber existido aquél sentir no me hubieran convertido en la persona que soy.
Uno se hace más humano a través de la humanidad de los otros. Y yo obtengo más memoria gracias a la deshumanidad ajena.

Por momentos me da la sensación de que no existe motivo para que yo esté acá. Pero a veces siento que tengo más fundamentos que cualquier otro para existir.
Alguien dijo una vez que la buena memoria es un obstaculo para el buen pensamiento. Y está claro que buenos pensamientos es algo de lo que carezco.

En mi sólo se encierran aquellos sentimientos frustrados. Todas esas cosas que es quisieron llevar a cabo y no pudieron formularse.
Todo aquello que me lastimó y soy incapaz de borrar. En mi se encierran los más profundos sentimientos de dolor y a veces, hasta de venganza.
Aquellos, los que muchas veces creemos, somos incapaces de tener. Pero basta con toparse conmigo para recordar que las cosas no se olvidan. Sólo se eligen pasar de largo. Y ahí estoy yo para no dejarlas seguir. Para detenerlas un segundo en la mente de cualquiera y hacer de ese segundo, una eternidad.
Una eternidad de dolor para algunos, pero de buena memoria para mi.

En varois seres duro días... semanas... horas. Pero porque sólo se trata de personas débiles que suponen, podrías volverlas menos humanos.
Porque no logran entender el real significado de ésto. No entienden que si estoy no es porque tenga ganas, sino porque ellos proyectaron en algún momento de sus vidas alguna idea en mi.
Y en otros, duro hasta el final de sus días.
Y ellos sí, logran comprender que no estamos hechos de lo que somos porque sí.
Que tenemos un sin fin de motivos para sentir, y resentir.
Para volvernos más vulnerables o más fuertes.
Para querer vengarnos, para jurar no olvidar jamás.
Para querer respeto hacia nosotros regalando un perdón inexistente.

Basta de suponer que las cosas pueden cambiar, o que aquél nos lastimó por error.
Basta de fundamentar el dolor propio con la ineficacia ajena.
Basta de pretender no herir suceptibilidades. Porque nadie a la hora de hacerlo se jacta de ello.

A pesar de creer que no me tienen en ustedes, fijense bien... Porque en alguna parte estoy.


Nosotros somos los únicos capaces de hacer que todo aquello que dolió, hoy tenga un sentido.
Y yo vivo en ustedes, sólo para demostrar que eso es posible.

Atentamente: El Rencor.-

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