· Nuestros Verdaderos Enemigos ·

¡Lo acabo de descubrir!
Recién en el patio, producto de un canábis medio loco, me senté.
Mirando todo, esperando que se haga la hora de que la vida siguiera su curso, me puse a pensar...
Todo, absolutamente todo son números.
Y no me digan: ¡Obvio, Gaby!.- Piensen ésto que les digo.
Todo es un número.
Todo es un cálculo matemático. La suma de algo, siempre te da otra cosa. Y esa cosa puede significar hasta la manera que tenemos de caminar.
Hasta una hoja de árbol, que era lo que estaba mirando, puede ser difinida con números.
¡Y nunca una hoja de árbol va a poder definir jamás a un número!. No hay manera. A menos que la cortemos con tijera y le demos la forma, pero dejaría de ser mérito suyo.
Y entonces me dije...: Nuestros enemigos. Los que se van a quedar con todo. Los que nos superan hasta en pensamientos. Los evolucionados. Esos, van a ser los números.-

No van a ser esos jinetes de los que habla Ciro Martinez en su tema.
No van a ser los chinos. No van a ser los extraterrestres.
No van a ser siquiera parte de un partido politico. Van a ser los números.
Ellos van a venir por todos. Ellos van a venir por mis -despuéspasados-.


Y después miraba la luna.
Y me di cuenta que existe algo/alguien más grande que Dios.
Y dejemos de lado los temas hermosos que hablan de su brillo, su hermosura, su sentir distante y al toro que se le enamoró.
Es inmensa. Es -iderrotable-. No tenés ni media chance con ella.
Es, sin duda, lo más grande que existe. Descontando a Diego Maradona, Gardel, y a la vieja de cada uno.
Es realmente gigante.
No hay manera de rodearla ni con los chistes acerca de mi figura.


Nos van a matar, sí.
Nos van a pasar por encima...
Y no tiene sentido buscarle un remate a ésto si total todo se va a terminar.

· Si te la cuento, no me la creés... ·

¡Nah!. No hay ni media chance.
¿¿Saben lo que me costó llegar acá??.
Encima, pará, te pongo en situación.

Yo, vengo de Madero, que ni a explicar porqué fui, con un Nacho enojadísimo, vaya a saber uno porqué.
Porque podría decir que fue porque tuvimos que volver a buscar a la nena. Y quizás con eso se "cagaban" nuestros planes, que eran ir por ahí, fumar tranqui. Pero... ¿No podemos hacerlo igual? ¿Acaso no lo hicimos antes?. Entonces yo, con una especie de tristeza rara, a la que sólo podía fundamentar como "Me gustaría poder darle todo pero se me complica".
Entonces me voy a la pieza. Me siento, y empiezo a irme en lágrimas. Tratando de entender qué me pasaba, porqué no podía hacerlo feliz?. Digo... ¿Por qué no lo pude hacer feliz en ese instante? En ese preciso segundo... Yo quería sacarle puras sonrisas. Quería que sintiese esa hora del día como la más bonita de sus últimas 24 hs. ¿Por qué no podía darle ese instante de aire? Como ese aire que te pega en la cara.
Y me decido a fumar, sola, a prepararme uno. Mientras seguía llorando, recordando una frase que me había tirado 17 minutos antes.
Y me encuentro con que había uno, no tuve que armar.
Me dispongo a ir, mientras me seco las manos, que ya estaban empapadas.
Abro el patio... Ese patio. Al que nos cuesta un nuevo a todos abrirlo, y salgo.
Cuando escucho la voz de mi tía, que asomaba por el muro.
¡No te la puedo creer! ¿Qué más me podía pasar?.
A todo esto, tuve demasiado tiempo, entre una cosa y otra, como para entender que a veces uso la canábis como una especie de... "Balzamo". Si es que es de eso. "Placebo". No.
¿Saben qué es?. Me acorta el tiempo desde la discusión hasta una nueva sonrisa de él.
Me deja estar en éste estado, exactamente en éste, hasta que me encuentre una frase graciosa para darle, adecuandola a su momento, y que él me sonria y yo vuelva a tener un respiro en el medio del pecho.
Y llegó la tía. Y entró, y yo adopté mi frase caracteriztica.
¡No como ahora!. Siento un leve alivio en la comisura de mis lábios, tengo los ojos humedos, mientras me acuerdo de él, y lo imagino en esa próxima sonrisa.
Y entonces espero a que mi tía se vaya, y se sienta a tomar mate con la amiga, a hablarme de qué comiamos, cuando yo sólo pensaba: ¡Andate! ¡Quiero fumar! ¡No ves que sin eso no puedo volver a regalarle una sonrisa!.-
Y ella seguía preguntandome, mientras yo buscaba perderme en la vista de mi hija: ¿Ese Luisito se va a ir?.- y de fondo se escuchaba a esa colombiana venida a menos, haciendo un programa de si el gordo se iba o no.
Hasta que se fue.
Y no dudé, y me fui al patio. Y me prendí lo que había. Y fumé, y sentí alivio.
Y me senté en el patio a fumar un pucho, y escuchaba, aún, a la colombiana. Y había una frase, que se le ocurrió decir, seguramente porque lo sacó de uno de sus libros de autoayuda: "Con el tiempo las heridas sanan..."-
Wow. Frases pedorras, hechas, y de Bucay que las hay, las hay.
¿Y? Me dije.
Me permití acuadrar mi cerebro y repetirme: ¿Sanan las heridas con el tiempo?.

Y vengo, y me siento a la Pc para hacer ésto, justamente. Y no cargaba más, y yo esperaba que lo haga, mientras veía si Luisito se iba o se quedaba. ¡Era obvio que se quedaba!.
Y vine, y estuve aproximadamente 7 minutos tratando de acordarme el nombre de mi Blog.
No me acordaba del nombre. Y había muchos, y había todos. Y se me ocurrió entrar a Face, y tratar de entender por primera vez en la vida, EN ESTE ESTADO, entender cómo era para saber cuál era el blog que yo había publicado ahí.

Y llegué... Y en el medio lo escuché, a él, con su hija. Y lo encontré entreteniendola, haciendo tiempo hasta que ella dejara de llorar o molestarse. Y me encontré sonriendole a su nombre.

Y la sensación que tenía se fue pero duró un montón. Ahora estoy tratando de terminar de escribir esto mientras con un pie amaco a la nena con su carrito, y con las piernas sostengo el parlante que está cerca de ella porque le gusta la música.

Y voy a seguir sintiendo que me faltó. Se me pasó.
Ese instante que no pude hacerlo feliz, que todavía no llegó!... Se me perdió.
Y no Bucay... Con el tiempo las heridas no sanan.
Necesitaba pasar por esto para darme cuenta que... La respuesta estúpida de siempre no era la correcta.

¿Lindo, no?. Creo que quedó bien...