· Un Hermoso Viaje De Ida ·

Uno necesita de procesos.
Uno está formado de todo y de todos. Somos uno, gracias a la humanidad de muchos.
Y a su vez necesitamos todo aquello que nos brindan.
Lo bueno y lo malo.
Necesitamos despojarnos de prejuicios y aceptar.

No existe el Ser que nace feliz, permanece así y así muere.
Necesitamos de las lágrimas, de las decepciones. De la felicidad e inclusive de la infelicidad.
Es una condición de cualquier cosa con vida.
Desde una flor, pasando por un animal, terminando por una persona.

Necesitamos del dolor, de la alegría. De la frustración, de la esperanza. Del deseo, de la idiotez. De la sabiduría, de la inteligencia. De la madurez, del vacío. De la soledad.
Del llanto, de la sonrisa. De la mano, del cachetazo.
Del sosten, del abandono.
Necesitamos estar con alguien, y también sólo con nosotros mismos.
Encontrarnos en nosotros y a través de otros.
Reflejarnos en la mirada ajena pero sin buscarlo, sólo dejando que suceda.


Tener esa sensación de volar... De estar un poco más alto que los demás pero no sintiendonos superiores, sino confiando en que cada uno de nosotros algún día va a lograr hacerse uno con el Universo.

Tener ese tipo de sensaciones las cuales no se explican.
Uno busca definirlas para que la otra parte sepa qué nos pasa.
Pero las sensaciones no saben de palabras.

Sensación es eso que veo en los ojos de mi hijo. En Nacho, en Alfre. En lo que me genera cuando interactuo con mi familia. Es lo que me nace cuando la veo a Vero, inclusive sensación es eso que se me genera con sólo leer a Manu.
Sensaciones que capto cuando tengo a Her cerca, cuando con sólo su voz, me regala un Universo.

Sensaciones que no encuentran lugar en ninguna definición.

Si nadie te genera eso, está bien. No todos tienen un presente firme en nuestra realidad. Pero cuando te cruzás con alguien que sí, aprovecharlo es lo único que nos conduce, que nos mueve.
Es lo que te hace, te forma.

Es eso que se desprende de tu cuerpo, queda suspendido en el aire y está dispuesto a que otro, otra cosa que sea desprendida de aquél se una con la nuestra.

Es tan hermoso sólo sentir...

Como llegar al camping y no necesitar caminarlo para conocerlo y/o disfrutarlo.
Donde estoy, donde me quede, estará mi mundo.
Lo maravilloso que me pueda brindar, ese espectaculo de lo bello, sé que se me hará presente ante mis ojos.
Sé que no necesito moverme para captar el paisaje.
No porque yo sea importante, sino porque mi energía atrae todo eso. Lo bueno, lo malo.
Y porque lo más maravilloso no puede esperar a que vayamos por él.
El solo vendrá a nuestro encuentro.
Sólo basta de nuestra mente poder contemplarlo.

Y que nuestra mente pueda ver más allá. Pueda entender desde el nacimiento de una planta, hasta la actitud del hombre.
Cuando ese momento llega, cuando nuestro entendimiento se encuentra realmente capacitado, es cuando notamos cuán maravilloso es todo.

Politica. Religión. Guerras. Economía. Discusiones. Muertes. Masacres. Inmolación. Honor. Orgullo. Piquetes. Destrucción. Empeño. Sacrificio. Florecimiento...

Llegamos a tener la más variada especie.
Tenés a aquél que es capaz de dar la vida por su causa.
Aquél que no entiende y camina. Aquél que sigue a la masa. Aquél que lastima.
Aquél que te cuida, aquél que tiene un excéso de dolor y no encuentra otro modo mejor de caminar que haciendo más daño.
Aquél que te enseña, aquél que te brinda.
Ese que se va a una guerra defendiendo a un país, ese que se queda en su país haciendo una guerra.
Aquél amigo del fuego, el otro a favor de la naturaleza.
Ese que se alimenta de otros seres vivos, aquél que prefiere optar por dejarlos con vida.
Ese que se rompe el lomo por llevar plata para sus hijos, aquél al que no le dejan otro remedio más que el de robar.
Ese que hace la guita fácil porque tuvo la oportunidad o porque su cordura, o falta de ella lo deja hacerlo.
Al violador. Al drogadicto. Al asesino. Al ladrón.
Al que encuentra todas sus palabras en una iglesia... Al que sólo obtiene respuestas de si mismo.
Al que comparte, al egoista.
Al que entiende, al que no puede captar nada.
Al que busca, al que encuentra.
Tenemos al ser que se dedica a vivir por un mundo mejor, y también a aquél que está cómodo así, porque "es imposible que todo cambie".
Al que persevera, al que se rinde. Al esperanzado, al que perdió hasta los sueños.
Al que cambia, al que gira, al que se queda quieto.
Al que camina, al que se estanca.
Tenemos al que tiene espectativas y al que las perdió todas.
Al que busca consuelo en una simple botella, al que no le alcanza el cielo para comprender.
Tenemos el Ser que miente, y al que sólo se le caen verdades.
Al que omite, al que oculta.
Al que espera, al que va.
Este Universo tiene al que Quiere... Y al que Es.

Tenemos un mundo. Un país. Una Ciudad más que rica.
Y las respuestas a nuestras preguntas están saliendo de tu casa. Están sintiendo el aire. Están dejandote llevar.
Están cuando tenés la sensación de volar.
Están cuando podés mirar con algo más que los ojos.

Están contemplando una flor, respetando a un árbol. Admirando un ave. Contemplando el cielo.
Respetando al fuego. Compartiendo el aire.

En definitiva... Están sólo en vos y en la naturaleza que te rodee.
Sólo basta con esperar. A todos nos llega ese momento sublime.




" El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu.
Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado.
Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.
"
Friedrich Wilhelm Nietzsche

· Sabemos Hacer Del Escapismo Un Arte ·

Hay veces en las que nuestra realidad se ve altamente afectada.
Hay momentos en donde nuestra tranquilidad se perturba.
Hay días en donde nuestras rectas se hacen curvas.
Hay situaciones en las que nuestro arte, sólo se convierte en una mancha.

Hay noches en las que nuestra felicidad se disipa.
Hay madrugadas en las que nuestros sentimientos salen a pasear.

Hay fechas en las que encontramos puertas abiertas...
Hay épocas en las que ninguna se puede abrir.

Hay instantes en donde nos despojamos de prejuicios.
Hay ocasiones en donde el prejuicio, es el único que nos salva.

Y estamos alerta. Y vivimos a la defensiva.
Y bajamos la guardia. Y nos animamos.
Y nos cubrimos el pecho, y caminamos casi sin mirar.
Y abrimos los ojos de nuevo, y volvemos a desconfiar.

Por cada coraza que se rompe, se vuelve a armar una más fuerte.

Es como salir a la calle un día con un buzo, una campera, y morirnos de frío.
La próxima vez que salgamos, vamos a ponernos más buzos, más camperas.

No existe quien nos acaricie el corazón por un tiempo prolongado.
Existe sí, aquél que logre tocarlo.

Aquella mano que hoy te acaricia, tranquilamente mañana te puede pegar.

Y si vos bajaste la guardia, y fuiste capaz de aceptar aquél mimo.
Recordá que también la bajaste y fuiste capaz de aceptar el cachetazo.

"No hay males que duren más que yo"

Y todo forma parte de un proceso.
De una aceptación.
De encontrar un pequeño equilibrio, y transitar.
De no olvidarnos de aquello que aprendimos, de no dejar de lado aquella postura que supimos tomar.
De valorar una caricia, como una bofetada.

Es cuestión de entender que no siempre aquél tiene la intención de lastimarnos.
Y es momento de pensar cuánto es en realidad lo que nos lastimó, y qué fue lo que nos dolió tanto.



"Cuando libre se lleve la mente, ya no habrá esclavo de tanto dolor"
La Renga

· Si he hecho descubrimientos invaluables ha sido más por tener paciencia que cualquier otro talento ·

¿Cómo se hace para abrir aquél armario sin llave y no romperlo?.

¿Qué modo, qué manera se tiene que utilizar para entrar en aquella persona que tiene tantos miedos?.
¿Cómo hacer para romper con sus estructuras y no lastimarlo?.
¿Cómo hacer para que el otro confíe?. ¿Cómo hacer para que entienda que hay dolores que pueden no durar toda la vida?.
¿Cómo explicarle que aunque así parezca, no todos somos iguales?.

A veces aunque lo neguemos, soñamos.
Forjamos ideas usando la imaginación, pensando que aquello que está en nuestra mente es sólo eso... Algo nuestro y que es practicamente imposible que más de dos personas vayan por ese camino con nuestras mismas ideas.
Pero cuando algo de todo aquello que alguna vez supimos creer y con lo que jugamos a imaginarnos termina existiendo. ¿Sentimos placer o miedo?.
¿Sentimos alivio o desconfianza?.

¿Cómo poder aceptar aquella mano que se aproxima a nosotros si antes esto fue sólo producto de nuestra imaginación?.

¿Cómo saber, cómo entender que esto sí, es real?.

¿Dónde buscar las respuestas? ¿Cómo encontrarlas en nosotros mismos?.

¿Cómo abandonar prejuicios a fin de creer que hay más de lo que nos gustaría suponer?.

Terminamos situados frente a aquello que siempre nos gustó imaginar.
Terminamos parados frente a aquél, el otro mundo.
Ese mundo donde las explicaciones se sienten y no se leen en cualquier libro.
Ese mundo donde las definiciones no se encuentran en el diccionario, sino más bien en la mente de las personas.
Ese mundo en donde la luz la genera uno.

Un mundo que siempre existió en nuestra imaginación y del cual ahora tenemos certezas.

¿Cómo se hace para hacer entendernos a nosotros, personas acostumbradas a seguir conceptos de otros, que el verdadero concepto lo encerramos nosotros mismos?.
¿Cómo hacernos comprender una obra con manchas, cuando sólo estabamos capacitados para entender líneas?

¿Cómo nos dejamos invadir por aquella sensación de bienestar, olvidandonos de nuestros miedos e inseguridades?.


Hay algo que no podemos negar. Y quizá ese sea el inicio que encontremos para poder adentrarnos a ese mundo tan particular.
Es un bonito espectaculo.

Es esa obra teatral que supimos imaginar.
Sobre todo sabiendo que no son personajes, no es ficción, sino una manera distinta de vivir.

Es estar viendolos, desde una butaca, y saber que no van a parar de sorprendernos.

Es tener esa sensación de que en la próxima escena, quizá nosotros terminemos siendo parte.
Es no entender de límites, es no ponerlos.
Es ir más allá, teniendo las cosas al alcance de nuestras manos.

Es interpretar que cuando se tienen buenas intenciones y ganas, uno puede conseguir lo que quiera.
Es saber que no hay pasado que nos esclavice.
Es sacar lo mejor de aquellas, nuestras vivencias, y dejar el remordimiento de lado.

Es exprimir una naranja sin dejar una sola semilla.

Es salir de nuestras estructuras.

Es sin duda, despegarnos de ese dolor que nos hizo crecer...



El espectáculo de lo bello, en cualquier forma en que se presente,
levanta la mente a nobles aspiraciones.

Gustavo Adolfo Bécquer

· Abandonar puede tener justificación; abandonarse, no la tiene jamás. ·

Hay muchísimo de nosotros en nuestro camino, en nuestro presente.
Pero a veces es necesario terminar.

Nuestro verdadero objetivo es conocernos a nosotros mismos. Es por eso que interactuamos con el otro, porque es un modo de entendernos. Es una manera de trabajar nuestra tolerancia.
Sacamos conclusiones, armamos ideas. Nos formamos conceptos.
Logramos hacer cosas que solos, jamás podríamos.

Uno necesita transitar con Seres a su al rededor para evolucionar como persona.

Pero llega un momento en el que debemos entender que nadie tiene su presente asegurado en nuestra realidad.

Entender que muchas veces no depende de nosotros, sino de un proceso evolutivo.

Saber interpretar el verdadero significado de la libertad, y dejar que aquél elija.
Confiar en el criterio del otro y aceptar sus decisiones.
No podemos obligar a nadie a permanecer en nuestra vida.

Como nosotros tenemos un motivo para trasladarnos, también aquél lo tiene.
Es momento de aceptar que todo camino hecho de a dos, puede dividirse.
A veces nos toca el mismo. Otras optar por empezar a caminar sin nuestra compañía.
Y quizá algún día nos reencontremos. O no.

Hay que dejar de lado el miedo a la ausencia. Saber que no existe nada peor que ausentarnos a nosotros mismos.
Saber que hay cosas que no podemos dominar.

Buscar nuestro verdadero objetivo comprendiendo que no todos lo tienen.
Aceptar nuestras diferencias. Respetar.
Saber que si muchas veces el otro se aparta, no es porque quiere, sino porque no puede seguir.

Aprender de la soledad.
Aprender de cada uno de los Seres que pasen por nuestra realidad.
Aprender que nuestra realidad es eso justamente, nuestra.
Saber que si alguien vino, si alguien entró, también puede irse, también puede salir.


Buscar la unión entre el cielo y el mar.
Aquello más lejano, y ésto más próximo.
Encontrar un equilibrio y transitar.

Sin miedos, sin prejuicios.
Valorando una y cada de las cosas que se nos crucen.
Aprender de lo más simple. Comprender hasta lo más complejo.
Disfrutar tanto de una flor, como de una persona.
E intentar trazar un paralelismo entre la naturaleza y la gente sin olvidarnos que la naturaleza es cien veces más sábia.



No tenía miedo a las dificultades:
lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino.

Escoger un camino significaba abandonar otros.
Paulo Coelho

· Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias ·

¿Qué hacer cuando se pierde la razón?.
Qué hacer cuando el instinto queda a flor de piel y sólo nos queda transitar...?
¿Qué hacer cuando todo ese dolor se convierte en odio?.

¿Alguien está ajeno a ello?. ¿Existe alguien que pueda decir "Sé medir mi sufrimiento para no convertirme en una bestia"?.

El dolor llega, se instala en nuestra vida y pocas veces sabemos cuánto tiempo va a quedarse.
Nos convertimos en bestias insensibles. Nos acercamos a la esquizofrénia. Nos volvemos algo neuróticos.

No tenemos manera de llegar al otro... Y muchas veces, tampoco tenemos intención.
Pasamos de ser personas incomprensibles a Bestias impenetrables.
Y se convierte en algo tan natural que nos es inevitable preguntarnos si realmente esa no será nuestra esencia.

Batallamos y ganamos: es imposible no hacerlo.-
Todo ese dolor se convirtió en fuerza y lo único que nos importa es lograr la victoria.
Sólo tenemos aquél objetivo y lo conseguimos.
Nos importa poco lastimar al otro, sólo no queremos que nos vuelvan a lastimar.
No queremos perder ante aquél que siempre, aunque desconocemos su intención, se convierte en nuestro enemigo.

Hasta que un día nos toca pelear con ese al que nadie puede ganarle.
Nos sabemos capaces y es ahí cuando creemos que en esa pequeña aventura vamos a salir airosos.
Pero él tiene una buena estrategia, logra desconcertarnos y hacer que bajemos la guardia.
No se presentó ante nosotros como tantas veces, sino que ahora su discurso, su pelea fue otra.
Nos dejamos seducir y por un instante nos creimos sensibles ante aquél sentimiento.
Jugamos con la idea de que todo fuese distinto y hasta suponiamos que esa bestia en la que nos habiamos convertido dejaría de existir.

Pero confiamos demasiado.
Creimos más de la cuenta y terminamos derramando más sangre de la que hubiesemos querido derramar.
Aquello que antes no dolía ahora lastimaba y mucho.
Ese placer que nos regalaba la soledad, cuando bestias, hoy se convertía en angustia.

Antes pensabamos métodos para acorralar a nuestro adversario. Ahora sólo buscabamos una salida.
Y llegamos a cuestionarnos, si por ser Bestias es que nos dolía más.

Por habernos olvidado aquél inmenso dolor que causa ese sentimiento y hacer que se vuelva desconocido para nosotros.
Por haber tenido excesíva confianza en nuestra pelea y suponer, nada nos podía ganar.
Por no tener como opción la derrota. Por confiar en nuestros golpes... Pero sin recordar los del otro.
Quizá, de no haber sido Bestias... El dolor hubiese sido menor.

Nos rompemos la cabeza intentando entender qué pasó. En qué momento bajó nuestra guardia. Porqué. Para qué.
No ocupamos nuestro tiempo más que en buscar una salida. Hasta contemplamos la posibilidad de escaparnos. De huir y quedar como cobardes.
Nada nos importaba, sólo no sentir dolor.

Hasta que terminamos dandonos cuenta que ser Bestias era sólo una sensación.
Ser Bestias era tener muchísimo dolor encima y no encontrar otro modo de canalizarlo.
Ser Bestias era no tener que pensar, no tener que sentir, sólo transitar con toda esa fuerza y ganarle a cuanta cosa se nos cruzaba.

Bestia nos veia aquél, desde su lente.
Bestia era esa imagen que queríamos brindar cuando en realidad eramos Seres sensibles y con muchísimo miedo.
Miedo a la derrota, a la desolación.
Bestia era esa coraza que se había convertido impenetrable.

Pero Bestial e irracional era todo aquello que sentiamos.

Una sola conclusión se desprendía de nosotros:
Aquél adversario era capaz de dejarnos en la oscuridad y de un momento a otro mostrarnos la más fuerte luz para terminar dejandonos completamente ciegos.
De por vida teniamos una derrota asegurada.


¡Oh Amor Poderoso¡
Que a veces hace de una bestia un hombre, y otras, de un hombre una bestia.
William Shakespeare