Crecer...

Estaba claro que a ella no le importaba la plata...
Ella simplemente quería volver a empezar.

¿Qué se hace cuando ves, que quien más amás en el mundo está creciendo con un nuevo concepto de "Padre sanguíneo"?
Raro.
Difícil hasta de describirlo. De escribirlo. De ponerlo acá para que vos lo entiendas.

No voy a inventar una historia, ni poner nombres que no me interesa que lean.
Quiero que se metan y vean realmente, a tres individuos infelices de conceptos.

Es inadmisible que un mayor desconozca su descendencia. 

Y de ahí, se comienza el debate.
Empecemos por entender que no alcanza con dar un apellido. Hay que dar otras cosas.
No hablo de ser buen o mal padre. Creo que eso es más bien subjetivo en un marco moral, si se quiere.
Hablo de dejarle algo a nuestros hijos. Algo lindo. Algo bueno. 
De dejarles lo menos malo. 
La menor cantidad de frustraciones.
Y no que no conozca la frustración.
Que SI conozca la frustración pero que en ese concepto no nos veamos envueltos.

Que sepa que hay dolor, pero que no sea una marca nuestra la que tenga que cargar en su conciencia como una mochila de mil piedras.

Como padres, fuimos hijos, y es normal que muchas veces nos internemos en nuestra infancia, adolescencia o niñez pasada. 
Pero no los internemos a ellos.

Entonces la idea de que tu sangre te desconoce más que un desconocido empieza a tomar forma en aquella cabecita.

Pero ¿Quién me dice a mi cómo realmente es?
Si yo tampoco crecí en parámetros de pensamientos "normales".
¿Quien soy yo para juzgar aquél concepto? 

Como sea. Las nuevas generaciones se encuentran más preparadas para aceptar aquello que nos parece completamente descabellado.

Y aún no sé si alegrarme o llorar...