Madurar no es nada. La sed es todo.

Me da bronca que reniegue tanto de algo y no haga nada para cambiarlo. Para INTENTAR cambiarlo. O al  menos recordar que fue él quien inicio eso que hoy no quiere más.

Es el fin de semana y muchas veces el fin del mundo.
Caras de culo que caen del techo.
Besos secos, acostumbrados ya de besar. De esos que existen porque tienen que existir. No podés saludar a tu mujer con un beso en la mejilla.
Sexo casual que hoy lo recuerdo como mecánico.
Hija por demás desbordada. Ella también nota la ausencia.
¿Cuál? Mi ausencia.
Todo eso en dos días. Tres los feriados.

Pero yo también siento la ausencia de ellos. Siento la ausencia de él.
Entonces mi actitud es otra. Amén de que tengo más droga en sangre llego a casa con ganas de abrazos. Besos. Sonrisas. De esas que me dieron toda la mañana. PERO CON UNA DIFERENCIA: a la mañana ellos sonrien producto del alcohol y otras sustancias... Yo quiero llegar a casa y que sientan sonreir conmigo.

Y es ahí cuando digo: pará, flaca. ¿No te parece mucho?.
La vida no puede ser eternamente feliz.
Esas sonrisas las tuviste, aquellos gestos también.
Las demostraciones que necesitaste, te las dieron.
"Pero, pero" digo y me contesto: otra vez te tocó quemar etapas, Gabrielita.-

Dicen que los dos años de concubinato se sienten luna de miel.
Yo voy dos años y me da la sensación de que empecé a dejar de creer en algunas cosas.
Siento, en realidad, que empiezo a querer depositar mis fuerzas en otras cosas.
Me toca ver desde tempranísimo que en realidad lo que hace perdurar a las parejas es otra cosa diferente a besos, mimos, "sentimiento" como lo llamo.
El acostumbramiento existe, pero no por costumbre vamos a rechazarlo.
No está mal acostumbrarse a las cosas. Cada tanto nos vamos a tomar nuestras licencias para cambiar con la rutina, pero hacerse a la idea de una misma situación a diario no está tan mal.

También es raro que no habiendo tenido esos gestos, esos modos con mi familia yo ahora lo pretenda de él.
¿Cómo es que querés algo que nunca tuviste? ¿No te acostumbraste a no tenerlo?.

Quizás sea eso...
Entender que se puede estar desde una perspectiva más... Menos tangible.

Suena tan triste pero... Bohemio...
Estar con alguien toda la vida, no engañarlo pero tenerlo ahí... Allá...

"Ya no hay más que hacer... Sos tu propia ayuda" dice Ceratti. Justito justito.

Mi vida en un minuto...

Me encontraba tranquila.
Como nunca antes se me presentó frente a los ojos la solución.
Entendí que si las cosas permanecian monocordes mi contexto podría ser diferente.
También supe que mi boca jamás podría estar callada si mi alma tiene ganas de gritar...
Y me refiero al alma en tren de resumir el "adentro" de uno, no como un ente en el que crea.

También me pregunté porqué tenía tantas ganas de gritar.
¿Gritar a dónde? ¿A quién? ¿Qué cosa?. ¿Qué es eso que tengo ganas de decir pero prefiero callar?.

Al instante vi mi vida y lo definí: Consecuencia.
Mi vida es una consecuencia de la cual debo atenerme.
Es esto que tengo, gracias a mi y a mi pareja, y de lo que tengo que hacerme cargo.
Esto tenía que ser así porque yo tengo la obligación ética y hasta moral de darle un techo a mis hijos. Una familia.
Familia que se constituyó desde sus comienzos de esta forma: mamá, papá, hermano.-
Familia que hoy, podría cambiar el género de uno de los dos y seguir siendo familia.

Familia que elegí tener. Elegí formar. Que elijo día a día alimentar. Regar.
Esto es mi consecuencia y yo tengo que dejar de vivirla creyéndome sometida.
Tengo que empezar a disfrutar de esto que me toca, que yo elijo tener día a día.

Tengo que bajar un cambio y dejar de sentir que siempre se me debe algo.
Tengo que empezar a relajar... Acá, allá, para que esto sea aún más hermoso...