Que pena todo, que pena nada...

Estúpida la idea de creer que uno es merecedor de tanto afecto.
Idiota la idea fugaz que pasa y nos deja la huella de suponer... Las cosas podrían ser distintas.

Demasiado joven para entender tanta indiferencia... Demasiada viejo para volver a intentarlo.
Sólo resta seguir caminando, mientras a la par vemos y entendemos porqué tanta soledad.

-... Y puede que existan familias unidas, felices. Y que los años los hagan aún más agraciados...
Pero también existimos los que cada día es una piedra más en la mochila.

Elegí mal... Quizás hubiese sido más feliz vagabundeando...

¿Qué hacer cuando no existe la marcha atrás?.
Cuando se es uno es más simple retomar. Cambiar de rumbo...
Pero el ser humano es tan tonto que siempre termina teniendo de quien más ocuparse. Y es ahí cuando es más complicado virar.

Es tanto el dolor y la impotencia de no saber qué hacer, cómo seguir, que hasta termina dando vergüenza contarlo.
Y te cerras.
Te cerras, no miras ni escuchas.
Esquivas, corres, gritas.
Lloras, te enojas, negas, pataleas.

No hay algo en este mundo que pueda sacarte ese gran dolor que te provocó aquella verdad.
La realidad te dio una cachetada tan fuerte que todavía te pica.
Mientras vos crees que das amor, otro piensa en lo pesado que te has convertido.

No sé bien a qué amor se refieren.
No entiendo bien cómo sienten.
Sé que tengo algo acá trunco.
Algo que no puedo terminar de trasmitirle a quien quisiera... Y duele porque es quien elegí tener para toda mi vida...

Quizás la solución esté en dársela a alguien más...
Sé de un par de personas que estarían felices de recibirlo...
Pero qué pena...