~Pasta base y algo más~

Apenas me ocurrió ésta situación, pensé en escribirla.
Al mismo tiempo me dije, y le dije: ésto tendriamos que haberlo grabado.- sabía que iba a ser pésima transcribiendolo. Iban y habrán cosas que me pase por alto, pero espero, la escencia sí se exprese.

Era una tarde como otras, una tarde como todas.
Nos sentamos en el patio, entre amigos, Mi, Na y yo, y después de haber degustado unas ricas flores, nos pusimos a hablar.
La conversación no ahondaba demasiado en si misma, ya que habia niños que se encargaban de llamar cada dos minutos para preguntar algo (no importa qué, como dice Na: sólo quieren figurar).
Yo, a su vez, en esa charla dificil le preguntaba a Mi: ¿no te estarás por morir?.- porque le comentaba que cada vez que la sentía, la sentía distinto.
La realidad es que Michelle pasó a ser muy importante en mi vida. Tanto que pienso festejarle el cumple, y eso, sólo se lo hago a mis hijos. Ni a Nacho. Entonces siento que cada vez que hablo de ella, o la pienso, la siento distinto. Mucho más, más profundo, y bastante más puro.
Por eso la pregunta. ¿No se estará por morir, y por algún motivo extraño yo busco sentirla más para que se muera más tarde?. No lo sé. Ni ella.

Ella tenía ganas de hablar, de ahondar. De hablar de madurez, prejuicio. De su postura frente a la cocaina, mujer a la que había vuelto. Pero llegó Nicole. Y esos, no son temas para tocar con tu hermana de 15 al lado. Entonces, más allá de que la pendeja buscaba meterse, la conversación se cortó.
Miichelle fue al baño, y tardó sus minutos. Largos minutos.

Mientras yo escuchaba a Nicole, y le decía, muy sinceramente, mientras me contaba "un secreto", y me decía "no se lo digas a Michelle, por favor" "sh" "sh": Nicole, con Michelle no hablamos de vos. Es más, me olvido de que tiene una hermana. Le puedo preguntar por Benja, pero por vos no. Realmente, no sos alguien que ocupe lugar mi mente.- Mientras se reia me decía "que mala que sos". -No, soy sincera.- "pero si me está por pisar un auto, qué hacés?" -No, ahí te salvo. Pero hasta a un perro lo salvo- y nos reimos... -Te aprecio porque sos su hermana, pero no más- "qué es aprecio?". -... Cariño. Pero no llega a serlo del todo-.
Conversaciones graciosas sí las hay, mientras Nacho me dice "pero la re boqueás vos". Y sí. Pero no es con el fin de "boquearla", sino de hacerle saber realmente que algo que me pueda contar ella a mi no me importa. Si le pregunto acerca de su vida, es por pura formalidad. Para mantenerla entretenida, para que cuente de lo suyo y no me rompa las bolas con lo mío. Haciendo preguntas acerca de qué estamos hablando. Qué pasó. Quién fue. Quién vino, quién bleh.
Y fue ahí cuando salió Mi. Viene y me dice: vamos al hall y nos fumamos un pucho?.- le dije que sí, sabía que quería hablar lejos de su hermana.
En ese momento la situación se cuadró, Nicole se fue y no hizo falta salir al hall, nos quedamos en el patio sentadas.
Y empezó a hablar...:

Vos tenés otro punto de vista. Vos estás mirandolo desde otro lado.
No, yo no te dije mi punto de vista. Yo hablé de los sentimientos. Yo a vos, no te puedo juzgar.
Aunque uno viva haciendolo con todos, sin el más mínimo derecho, a vos no me atrevo siquiera a pensarlo. Sé lo que hacés, y sé que sabés qué hacés. El reclamo más simple que te puedo hacer es hablarte de tu hijo, preguntarte cuánto te ocupás de él pero... ¿Alguien realmente te pregunta cómo y cuándo te ocupás de vos?. Te tengo Fe.

Mientras me escuchaba con los ojos cerrados... Los abre y mientras busca algo en los bolsillos, casi creyendo que lo había perdido me dice...:

Vos sabés que yo, cuando agarro la Cocaina también fumo pasta base?.
No.
¿Sabés cómo es?.
No. Sé lo que puede saber alguien que alguna vez vio un noticiero, pero no más.

Y desenfunda un papelito blanco. Lo abre, y su contenido era aún más blanco. Un poco de polvillo, una pequeña piedra...:

Yo, cuando voy a fumarlo, agarro, y lo apreto con el encendedor, para desarmarlo.

En eso veo que saca un tubito plateado. Y empieza a contarme, como quien mira Utilisima.

A esto se le pone una virulana adentro. A la virulana la tenés que quemar antes de introducirla. Porque larga algo muy toxico, que no te podés fumar. Después, se la metés al tubito.

Yo, asombrada, pensaba "lo fumará acá?" "NO, ACA NO", pero dejé que siguiera. Mientras me explicaba el procedimiento, lo iba haciendo. Agarra el tubito, lo apoya sobre el polvo blanco, guarda inmediatamente el papel mientras dice: y ahí lo tenés cargado, listo para fumar, y tirar el humo por la ventana.

Mientras le decía "no, acá no", no tuve tiempo de nada, ella ya estaba dandole mecha, con un encendedor que a medida que ella iba pitando, le subia el fuego y se metia por adentro de ese cañito.
En ese momento el silencio se apoderó de ese patio. Mientras ella mantenia el humo, humo que no sé qué olor tiene porque no dejó salir ni un ápice de su boca, ni su nariz. Se para, va hacia la ventana, y tira el humo.

Yo hago un ritual de todo ésto.
Lo de antes es rápido. El papel, el tubo, pasarlo por el polvo, pero mantener el aire para mi, es todo un ritual. Lo aguanto más que otros, porque quiero que recorra la boca.
Mi papá se da cuenta cuando estoy dura. Porque empiezo a tocarme las manos, con mis mismas manos. Las froto. Las acaricio.
Hay gente que se queda quieta... Hay otros que se quedan duros.
Quieto no es no moverse. Quieto es hacer una rutina.
Sentarse en un sillón, ir al kiosco. Cuando quedás duro es otra cosa. No estás quieto... Estás duro.

Mientras me lo contaba, yo no dejaba de mirarla a los ojos.
Ojos vidriosos... Con total seriedad. Casi inmovil frente a mi, fumandose un pucho.

Espero que ésta sea mi última gira. No me gusta estar desalineada. Y ésto me da eso.
No me maquillo, no me plancho el pelo. Tengo que darme cuenta que ésto no va más. No me sirve.
Vos no tenés que pensar en que te hace mal. Tenés que pensar en que lo otro, te hace mejor.
Yo fumo lo que planto. Y desde que lo hago, me siento realmente bien. No por el flash, el efecto, o el mambo y todas esas pelotudeces. Sino por el hecho mismo de que sé qué me estoy metiendo. Amén de que los efectos de la marihuana y sus consecuencias están lejos de la cocaina o pasta base. Pero a vos te tendría que conformar ésto. No se trata de madurez. No se trata simplemente de "dejar de hacerlo". Sino... Unicamente se trata de pensar.

Fue así como ella, con todo eso, y yo, con todo ésto, di por concluida la conversación.
Se paró, abrigó a su hijo y se fue...
El dedito acusador que más de uno ejerce sobre ella, puede ser tranquilamente un dedito al que se le podría dar otra utilidad como... meterselo en el orto.
Le tengo confianza. Fe me suena muy religioso y hasta ficticio.
Le tengo realidad. Realidades. Infinidad de ellas. Subjetivas. Objetivas. Pero en todas la incluye.
Ella lo ve. Sabe que me tiene, a mi y a Alfredo, como me dijo ayer. "Menos mal que te tengo y lo tengo a Alfre".

"Esto no me hace nada, es de baja calidad. Bajisima."

Mujeres hermosas sí las hay, y soy mejor amiga de una de ellas.

· Ignacio de las Carreras ·

Momentos de reflexión sí los hay.
Momentos en los que la cabeza nos gira a una velocidad insoportable...
Pero, cuándo tenemos tiempo para pensar en el amor?
Ese amor que dejó de ser prioridad porque ahora existen otras cosas. El amor, cuando uno madura, existe en el aire pero dejamos de pensarlo porque... ya lo tenemos.
Entonces nuestras prioridades son el compañerismo, el respeto, "la puntualidad"... Y esas cosas que se van a llevar la gran parte de minutos de nuestras vidas.
Y yo hoy quiero tener ese instante...
Estoy sola, mis hijos duermen, puedo usar esta computadora hasta la hora que quiera y escuchar música lenta, mersa, poética, barata y escribir al mismo tiempo...
Están mis tíos dando vueltas, Nacho en otra compu, pero aùn así tengo ganas de escribir... Sentir... Dejar mi mente volar lo suficientemente alto como para hacer parte de mi razón al sentimiento.

Estoy en una nube, hermosa, que no me deja volar muy alto.
La racionalidad pura hecha canción. Y entonces cuando una racionalidad se vuelve poesía musicalizada esa razón termina enamorandonos.
Es la primera relación madura que tengo... Es la primera vez que formalizo con alguien y no por eso se me vuelve aburrido.
Ese miedo que se tiene cuando uno empieza una relación, yo la tengo aún hoy. Aún con él. Aùn con una hija. Sigo igual de adolescente cuando lo pienso...
Me enamoré de un cuerpo que jamàs creí, me enamoraría... Y me enamoré de un hombre que nunca hubiese imaginado, me daría bola.
Un hombre que día a día me recuerda con su voz el motivo por el que lo amo.
Un hombre con una mirada.... Que hoy sigue haciendome cosquillas en la panza.
Unas manos que me trasladan al lugar más hermoso... Que son capaces de calentarme aún en esos momentos en los que más fría estoy...
Una piel que me invita a tocarla constantemente...
Y yo, realmente, nunca valoré al lado de quien me despertaba... Es decir, nunca le di relevancia.
Es hermosa esa poesia que dice cuán feliz nos hace despertarnos al lado de la person que amamos, pero yo realmente no pienso en esa felicidad, o tampoco sentí que me diera esa felicidad.
Yo siento felicidad cuando nos abrazamos... Cuando dejamos de ser padres, hijos, hermanos, compañeros de laburo a ser pareja. A ser dos personas que se aman y sienten en un beso que quieren ese instante para el resto de sus vidas... Y esa, es mi felicidad màs linda.
Es con quien quiero mi vida, entera. De quien soportaría lo que sea. De quien no me separaría nunca.
Y éste amor se vuelve racional cuando no cae en eso de "amarlo para toda la vida", ¿Por qué? "porque es todo perfecto cuando lo veo". Sino cuando dice "Quiero amarlo para toda la vida. Lo elijo, todos los días".
Es un amor que no tiene techo de verdad.
No es una frase hermosa, hecha, es una realidad. Es un amor que todos los días avanza, retrocede, pero se mueve y con el tiempo sube más alto.
Porque hay días que me resta puntos amarlo... Pero los días que me gustan amarlo se multiplican y dan por resultado un amor aún más grande.
Y es a quien le creo todo... Desde que Murcielago en realidad es Murciegalo hasta que Shabran está vivo. Porque me fundamenta de una manera que... Excita. Atrapa. Te vende lo que quiere...
Ahí es cuando caigo rendida a sus pies... Por eso cuando nos enojamos me gusta tan poco. ¿Por qué? porque enojado no me gusta. No me rinde. No me deja verlo así de inteligente cuando lo tengo feliz.
En esos momentos es cuando mi amor pone pausa. Retrocede un casillero. Un casillero de un juego gigante que sólo juega él.
Es ahí cuando digo; estoy sola.- porque lo siento aliado con un exterior empecinado por mi "no avanzar". Un al rededor que me empuja a ser una pseudo-depresiva. Porque no me da el pine ni siquiera para deprimirme como la gente.
Entonces es ahí cuando me doy cuenta lo feliz que soy realmente. Pero de verdad. No porque "me toca estar feliz", o "porque ya era hora". No, loco. Soy feliz, en serio.
Puedo sentirme orgullosa de caminar con él al lado mío. Orgullo de abrazarlo, besarlo en un lugar público. Un orgullo cuando lo tengo al lado en un evento.
Un amor inalcanzable, por cualquier otro Ser, que me guía hacia el Nirvana.
Un tipo del que no quisiera despegarme jamás.
Un tipo que sí, aunque a veces me hace dudar, también me hace notar que en realidad, la duda la tuve porque quería. Un tipo al que le siento el amor.
Loco... Le veo el amor en los ojos. De verdad. Lo veo enamorado, feliz y espectante. Y todo por mi. Ese hombre, sé, jamás me sería infiel.

(Suspiro).

Pienso en mi próxima línea y siento que no puedo explicarla.
No puedo hacerla letras porque es tan profunda... Tan mía. Tan única. Incapaz de ser definida por otra persona, imposible de que se me ocurra definición.
Eso es Ignacio para mi.
Mi respiración. La conexión de mis pulmones, con el cerebro y toda esa cosa física que no entiendo. Pero que sé, existe, y es él. Y la tengo yo. Porque me la provoca cuando lo veo.
Es ese suspiro, esa aceleración. Esa sensación de sentir al corazón en la garganta. Ese corazón que se siente aún tocandote las cuerdas vocales.
Es esa respiración que se entrecorta. Que sale de a tres cuando se tiene congoja.
Eso es él. Es mi constante sentir.
Desde que lo conozco es ese miedo perpetuo a perderlo, por ser demasiado perfecto.
Fueron esas ganas de no perderlo jamàs. De ponerme todo el tiempo en la actitud de minita que se despedia del amigo. Era pánico.
No me imaginaba ni jodiendo mi vida, mi presente sin èl.
Hoy, ni por casualidad... Ni jugando me imagino una vida sin él.
Soy capaz de imaginarme un matrimonio Swinguer, una pareja de tres, una pareja super liberal, pero nunca una vida con otro, otra, y sin él.

Me regala todos los días motivos para re-aceptarlo. Re-insertarlo en la vida. En mi vida.
Me regala todos los días alguna cosa linda. Todos los días... Todos.
Un chiste, una charla, un beso, una cosquilla, una imitación, una anecdota, una risa contagiada. Todos los días algo me deja.

Me regala amor eterno... Me regala ganas de creer a mis 26 años que no necesito de imposibles, canciones tristes, amores rotos para dejarme sentir.

No sé hacer nada sin él, recién ahora quiero desprenderme un poco. Usar otra PC, no programar mi día con él. Porque ése amor racional sólo existe en mi espontaeidad como ahora y no en la programación diaria de nuestra pareja.
Y se lo debo a mi flor. A su flor. A nuestra flor.
Ella salvó nuestro amor como algún día lo salvó Zoe dando positivo en un Evatest, Ciro preguntandome si estaba embarazada. Esa flor que apareció, y me hizo dejar atrás el otro escrito, el último, y me permitió verlo lindo.
Contandome de minas y yo en vez de sacar cuentas, hacer memoria, simplemente escucharlo y reirme de la anecdota. Asombrandome. Compartiendo su tiempo, nuestro tiempo y nuestras vidas.

Lo amo. Lo amo como sólo él me hace amar.
No hay persona... Cosa... Animal.... Flor que me genere este amor.
Amor mío, amor suyo y de nadie màs.
Envidia, recelo, pensamiento de algunos y amor, amor y amor para nosotros.

Lo amo todo el tiempo. Todo mi tiempo.
Le regalo mi vida. Me arrodillo ante él. Me someto. Me dejo. Me entrego.
Confío en él, más que en mi misma. Es por quien, con quien, para quien, entrego mi vida.

Ignacio... Es el nombre de mi existencia.

Menos mal que todavía puedo darme éstos lujos... Ojalá sea para siempre.

* Ahogo *

Me gustaría escribir acerca de lo que siento sin citar situaciones especificas. Aunque no sería difícil... Hoy en día para mi ésta decadencia se siente y se ve como un todo. Es esa justamente la palabra: decadencia.-
Me gustaría escribir acerca de lo que pienso y que no me lleve más de algunas líneas, pero eso tampoco importaría. Nadie lee ni 5 de éstas, así escriba un millón, sería exactamente igual.

Me gustaría poder decir qué me tiene mal, pero ni yo todavía puedo definir del todo bien qué me tiene mal.

Mi cabeza es una gran caja que guarda información, MUY innecesaria de muchos.
Información que no me importa. No me interesa. Información que no pido pero me rodeo de personas con ganas de decirla. Entonces mi cerebro pasa a ser un gran basural de idioteces que terminan unicamente por importarme a mi.
Y la gente se convierte en personas que, obviamente, están en mi contra. Sin querer, o queriendo, no sé, terminan haciendome un camino lleno... repleto de piedras. Cascotes. Bolsas grandes colmadas de bosta y sí... Se me complica un poco andar.

Cuando parece que nada me aliviana la caminata... Aparecen más cosas que me reafirman, yo elegí caminar sin mochilas pero les encanta usarme de equeco.

Noto que hago que el resto no se enoje... Sus enojos me desgastan. Pero tampoco nadie hace algo para que yo no me enoje... Entonces mi conclusión es... Qué fácil y blando es mi enojo.

Tengo ganas de irme. No sé a dónde, tampoco por cuánto tiempo. Y hasta quizás, no sepa con quién.
Acá no retiro mi amor por nadie. Simplemente que... Me siento sola, y si sola voy a estar, sola quiero permanecer.
Quizás me lleve a Zoe. No sé, ella aún no me carga con nada, y no habla.

Es probable que se solucione todo con un laburo... O una terapia... O una resignación.
Como sea... Necesito salir.

Y aún así, sigo sintiendo incondicionalidad con Ignacio. Eso es bueno. Es mejor que lo anterior al menos.