+ Rebelde ¿Sin causa? +

... Y en señal de rebeldía no levanté su plato ni su vaso de la mesa...
Quería que sintiera el rigor por medio de ese gesto. Como si él pudiera notarlo. Como si ALGUIEN, cualquiera sea, pudiera hacer el más mínimo hincapié en esa cuestión.

-¡Oh! ¡Miren! ¡Ha declarado la guerra! ¡¡¡No levantó SU plato de la mesa!!- 
Porque también está ahí el detalle.

Levanté mi plato, mi vaso, pero lo de él lo dejé ahí. Para que VIERA la bronca que tenía encima.
Sentí que me había contestado mal sin derecho. Lo sentí después de contestarle mal.
Vine... Me senté lagrimeando a fumarme un pucho en la cocina...
Rememorando malos momentos pasados. OBVIO. Porque así somos.
Nos lastimamos hoy y nos viene a la cabeza la cantidad de palos que nos dimos.
Porque nos cabe. Porque somos unos eternos masoquistas.
Y mientras lloraba, y recordaba, empezaba a enumerar, una vez más, la cantidad de contras que tenemos. Empecé a enumerar todo aquello que nos diferenciaba.
Más luego seguía presenciando, o más bien escuchando cómo la vida seguía a mi alrededor. Como sin necesitar de mi.
Me paré, me traje la computadora y empecé a hacer eso que no me sale... Huevo.
Entré a mi correo, porque siempre mi recorrido por la net es el mismo:
- Hotmail
- Facebook
- Twitter
...
...
Youtube.com/casadosconhijos... ... ...
The end.-

Triste... Pero real.
Retomando...

... y me dediqué a borrar todo el correo chatarra.
Terminé en Facebook descubriendo palabras de las que no entendía el significado en una pantalla oscura.
Me pedía 3 trofeos, jugaba y ganaba... no sé... 2cm de 1 metro de trofeo. No sé si es claro mi punto...
No había ni media chance de que llegara a esa cantidad. No de ese modo, en ese tiempo, con esa oscuridad y esas palabras que, francamente, están en otro idioma.
Pasé de eso a deprimirme nuevamente...

Por la hora... Por mi presente complicado: una nena despierta, mala onda con él, el nene revoloteando.
Hasta que me hice cargo de la situación, preparé una dosis de leche potente, la agarré sin titubear, la acosté y la hipnoticé.
Volví a mi fraude, digo juego, y decidí finalmente lo mejor que podría haber decidido: armarme uno.
Fui, ofrecí, armé, fumé, me calmé, escribí, pensé. Aunque de estas dos últimas no recuerdo el orden.

Empecé a odiar el ruido de la heladera, así que sintonicé Grooveshark (y si no se escribe así, aclaro que en mi mente así es) y puse temas... Al principio contemporáneos pero terminé con Aznar diciendome "no estés triste". Decime si no...

Me levanté, prendí la luz del comedor que también estaba apagada en señal de protesta. Levanté su plato, su vaso, y me vine a escribir.
De camino mi voz me preguntaba: ¿Quién pensabas que iba a levantarlo? jaja.-
Generalmente se me rie y tiende ponerlo en ridículo.
Pero mi raciocinio siempre termina recordandome, finalmente, porqué y cómo estoy.

Mi cabeza por algún mecanismo extraño busca una perfección lejos de mi capacidad de generarla.
No sé porque, pero así funciona mi psiquis y confiezo... Comienza a hacerme mal.
Comienza a ocupar un lugar en mi cabeza, lugar que no debería estar ocupando.
De todas formas respiro aliviada cuando capto que me di cuenta de su presencia.
De este modo puedo lidiar con ella.
De haberla ignorado nunca hubiese podido defenderme. Nunca me hubiese entendido en ese punto.
Aunque todavía me queda saber porqué es así.
Por qué siendo yo la clase de persona que soy, pretendo algo que me es imposible de tener.
¿Imposible por qué?.
Porque no podemos pretender eso a lo que no podemos aspirar.
Basta con eso de que todo es para todos.
Es para todos si todos somos del modo adecuado.

Si vivo a los gritos, nunca voy a tener paz.

No todo es para todos. Y que esto no se interprete a que "no todos tenemos las mismas posibilidades".
Las posibilidades de todos son las mismas desde el momento en el que tenemos cabeza para tomar desiciones.
El problema radica cuando esas desiciones terminan forjando un camino. Un camino del que no vamos a salir sin cambiar esas desiciones.
Entonces si me gusta ir por el pasto pero mis desiciones me hicieron ir por la vereda, A FUMARLA, o volanteo y conmigo esos puntos por vivir o sigo por donde voy... y conmigo mis consecuencias.

Por momentos siento que tengo una respuesta pero no sé a qué pregunta.