De nihilistas, cínicos y revisionistas.

Puede empezar como un chiste.
Un alemán, un griego y un español entran a un bar.
El alemán va a pedir una copa de vino, y le va a demandar al barman que descorche la botella en su presencia.
El griego, autosuficiente, va a abrir la heladera y tomar un porrón de cerveza.
El español, por su parte, pedirá una medida del whisky más añejo del lugar. Luego, lo cortará con soda.

Posturas encontradas, las de ellos tres.

Todos provienen de países de la actual Unión Europea, dos de esos países con sus costas bañadas por el Mediterráneo, uno de ellos aún es una monarquía.

Fred, de Lützen, tiene un dejo de tristeza en la mirada. Pero su persona irradia un aire renovador, desestructurante, moderno.

Ve a sus pares como colegas, como compañeros de ruta, aunque descree en la existencia de una meta.
Nereo, cretense, se encuentra calmo. Meditabundo. Por fin, interpela al español y le demanda: "Es hora de poner las cosas en su lugar."

Pedro es de Valencia. Con una señal de aprobación,se pone de pie, aplaude tres veces, dirige su voz a todos los parroquianos, y llama a prestarle atención por un momento.

"Amigos. Durante siglos hemos sido víctimas, cómplices, culpables y ejecutores del mayor crimen conocido por la humanidad. La deformación de conceptos."

Los presentes esbozaban sonrisas, se miraban entre ellos. ¿De qué estaba hablando este valenciano loco?


"No estamos hablando aquí de filosofía. No hablamos de libros, autores, ideas o mitos. Se trata de nuestras costumbres, de nuestro modo de vivir.

Todo está podrido. Vivimos en una sociedad inmunda, despersonalizante, individualista y, a la vez, ordenada, adicta y monotemática.
Mi colega Nereo es quien más ha sufrido la injusticia del desconcepto. Señores, de una vez por todas. Es hora de reivindicar históricamente al cinismo."

Un borracho de una de las mesas del fondo alza su mano y, entre eructos, exclama: "Oiga... que la RAE dice que..."


Pedro golpea la mesa. "¡Me cago en la puta RAE! ¡Ellos son grandes responsables de esta masacre!"


Ahora el "público" mira azorado al valenciano. Sienten algo de temor. Se los nota desconcertados.


"La puta Real Academia Española nos ha venido jodiendo por siglos. Han implantado la idea del desconcepto y el multiconcepto.

Nos han quitado nuestra unicidad, nuestra identificación, nuestro ser. Pero nunca más.
Nunca más osarán catalogar a un cínico de esta manera."

Dicho esto, Nereo despliega una cartulina blanca que reza:

cinismo.
(Del lat. cynismus, y este del gr. κυνισμός).
1. m. Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables.
2. m. Impudencia, obscenidad descarada.
3. m. Doctrina de los cínicos (‖ pertenecientes a la escuela de los discípulos de Sócrates).
4. m. desus. Afectación de desaseo y grosería.



"¿Lo han notado?", retoma Pedro.

"De las cuatro acepciones de la palabra, TRES son desconceptos. Desconceptos negativos, falaces. Para instalar una mentira.
Y la única cierta es meramente ilustrativa. Es sólo una muestra de lo que los cínicos fueron. No de lo que los cínicos SON.
Señores... De una vez por todas. Los cínicos no son quienes mienten desvergonzadamente, los vituperantes, los impúdicos, los obscenos o los groseros.
Eso serán ellos, los prohombres de la maldita RAE.
Los cínicos son los libres, los que se valen por sí mismos, los que descreen de los mandatos sociales de moral y buenas costumbres.
Ellos nunca darán una versión como una verdad. Ellos jamás buscarán la felicidad. Que la felicidad la busquen los tibios escépticos y los extremistas epicúreos.
El cínico transgrede, sobrepasa, y se ríe de todo y de todos. Y es por eso que se los ha destrozado, llevándolos a algo peor que el olvido.
Algunos dirán que es cuestión de puntos de vista. Pues bien, es hora de sentar las bases históricas para que los dogmas caigan de una vez por todas."

Fred estalló en una carcajada. Un minuto y medio después, seguía riéndose.

Cuando por fin se detuvo, secó sus lágrimas con un pañuelo, clavó su mirada en los ojos de Pedro y le dijo:
"Amigo, lo que acaba de suceder no tiene ningún sentido"