· También En El Infierno Llueve Sobre Mojado ·

Parados en medio de un tornado, con los brazos extendidos.
Con la adrenalina de saber que nos puede levantar y volar por los aires, y el miedo de que nos chupe y nos haga pedazos.

¿Cómo se forman los ideales? ¿Las convicciones?. ¿En qué nos basamos? En la experiencia seguro que no.
Uno tiende a vivir una cosa y a tomar partido por la otra.
¿Dónde está trazada esa línea delgada que divide nuestros pensamientos de nuestros hechos?

Y si no hay hechos, sólo interpretaciones. ¿En qué momento empezamos a interpretar tan mal?.

Y ya no sé en qué pensar...
Qué excusas dar. Qué explicaciones decir. Qué motivo, qué fundamento.
No puedo armar ni siquiera la carta de presentación de todo esto que está pasando. Y de lo que va a pasar.
¿Cómo lo catalogo? ¿Cómo lo uso a mi favor? ¿Cómo hago esto sin que me pese el resto de mis días?.

Al instante mi eterno conformismo me codea y me dice 'está bien... No tenés que estar necesariamente mal'.
Entonces ahí ya me olvido de cómo tengo que estar.
Busco entender, aceptarlo, y hacer que me acepte.
¿Que me acepte quién? Nadie. Que me acepte la situación.
Que mi al rededor, mi cabeza, mis razonamientos, mi conciencia me acepte.

No sé cómo va a terminar esto.

No tengo idea cómo se hace... No tengo la menor idea.
¡Nunca iba a hacerlo!. Ja... Nunca.
Y ahí caigo y me pregunto... ¿De qué otras cosas soy capaz? ¿Qué otras cosas que... nunca haría... voy a terminar haciendo?.

Si alguna vez he dado más de lo que tengo,
me han dado algunas veces más de lo que doy.
Se me ha olvidado ya el lugar de donde vengo,
y puede que no exista el sitio adonde voy.

A las buenas costumbres nunca me he acostumbrado,
del calor de la lumbre del hogar me aburrí.
También en el infierno llueve sobro mojado,
lo sé porque he pasado más de una noche allí.

En busca de las siete llaves del misterio,
siete versos tristes para una canción.
Siete crisantemos en el cementerio,
siete negros signos de interrogación.

En tiempos tan oscuros nacen falsos profetas
y muchas golondrinas huyen de la ciudad.
El asesino sabe más de amor que el poeta.
Y el cielo cada vez está más lejos del mar.

Lo bueno de los años es curan heridas,
lo malo de los besos es que crean adicción.
Ayer quiso matarme la mujer de mi vida,
apretaba el gatillo... cuando se despertó.

Con siete espinas de la flor del adulterio,
siete carreteras delante de mi.
Siete crisantemos en el cementerio,
siete veces no, siete veces si.

Me enamoro de todo, me conformo con nada.
Un aroma, un abrazo, un pedazo de pan.
Y lo que buenamente me den por la Balada de la Vida Privada...
De Fulano de Tal.

Siete crisantemos en el cementerio,
siete despedidas en una estación.
Siete crisantemos en el cementerio,
siete cardenales en el corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario