Hubo un tiempo en el que nada era claro...
En donde las cosas sucedian porque sí y nadie preguntaba.
En donde la curiosidad no era más que una desconocida.
Hubo un tiempo en donde la vida no era clara. En donde la inercia se llevaba todo.
Un tiempo en donde tomar malas decisiones era moneda corriente.
Hubo un tiempo en donde todo parecía rosa... En donde los sueños nacian y eran fáciles de concretar.
Y hubo oscuridad...
Un tiempo en el que caminar dentro de un tunel era familiar... En donde un ápice de luz molestaba.
Donde la desconfianza era la mejor amiga. En donde ser frío era lo más cálido.
Y hubo un tiempo en donde finalmente el tiempo existió.
En donde el tiempo entendió que dejandolo pasar no pasaba nada.
En donde el tiempo entendió que había algo que hacer para que algo cambiara.
En donde el rosa y el negro se unieron para fomar, de manera inexplicable, una paleta de colores infinita.
Hubo un tiempo en el que se dejó de ser muerte, para formar vida.
Donde el tiempo se cansó de vivir un infierno para imaginar un paraiso.
Un tiempo en el que las palabras dejaron de ser palabras, para ser finalmente hechos.
Hubo un tiempo que se cansó de su pasado y convirtió su presente en futuro.
Un tiempo que hubo, que hay, y que día a día pretende haber.
Hay un tiempo que avanza esperandonos... Que no nos corre, que no nos exige.
Que nos regala día a día más tiempo y que nos deja crecer.
Hay un tiempo en donde las matemáticas se volvieron locas...
Y en donde la suma de dos, dieron cuatro.
Hubo un tiempo en el que fui libre de verdad... Y que apareció para sorprenderme con más libertad.
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