¿Un lugar? Piedrabuena.

Nunca más voy a sentir un barrio como a ese.
Nunca más voy a estar 27 años seguidos en el mismo lugar...

Barrio de veredas anchas... De esas que te dan la medida justa para ir caminando sin pisar las líneas...
Barrio de gente PIOLA.
Me tocó crecer en la mejor época y con las mejores personas.
Me dejó sentirlo hasta en la piel, hasta como para llevar un tatuaje con su nombre.
Barrio que me regaló una familia... Que me llenó de amigos y me colmó de experiencia.

Me basta con verlo fotografiado para que se me llenen los ojos de lágrimas...

Barrio que me regaló un batallón de exploradores. 6to Mater Dei.
Barrio que hospedó a varios artistas y que de tan unido que era hasta me permitió conocerlos.
Fui a la casa de William Boo, chabón. El arbitro de Titanes en el Ring. Si eso no es groso, lo groso a dónde está...

Barrio que me me sorprendió en la adolescencia con el mejor de los sonidos...
Unos bombos con platillo que marcaban el compás de mis latidos.
Un ritmo que dejaba a los parches con ganas de más.
Los mareados de Piedrabuena... Púta que valió la pena...
Se me eriza la piel de sólo pensarla.
Todavía siento como si hubiera sido ayer que ibamos de corso en corso.
Llenos de pasión. Porque eso eramos... Eramos pasión.
Amabamos la idea de ponerlos a saltar al compás del redoblante.
Año nuevo era mejor si sonaban los bombos.
Teniamos hambre de eso... Siempre... Y bastaba con que sonaran los repiques para que con el, ahora, Gato, nos pusieramos a bailar.
Eramos de los que se iban a cagar de calor a una colonia en Enero sin esperar un mango.
Fuimos los que crecimos con ese mundo que, sin duda, aportó demasiado a nuestros cerebros.

Piedrabuena...
Felicidad me da ver a mis hijos corriendo tus veredas.
Te pienso y sólo me viene Amor.



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