Mi vida en un minuto...

Me encontraba tranquila.
Como nunca antes se me presentó frente a los ojos la solución.
Entendí que si las cosas permanecian monocordes mi contexto podría ser diferente.
También supe que mi boca jamás podría estar callada si mi alma tiene ganas de gritar...
Y me refiero al alma en tren de resumir el "adentro" de uno, no como un ente en el que crea.

También me pregunté porqué tenía tantas ganas de gritar.
¿Gritar a dónde? ¿A quién? ¿Qué cosa?. ¿Qué es eso que tengo ganas de decir pero prefiero callar?.

Al instante vi mi vida y lo definí: Consecuencia.
Mi vida es una consecuencia de la cual debo atenerme.
Es esto que tengo, gracias a mi y a mi pareja, y de lo que tengo que hacerme cargo.
Esto tenía que ser así porque yo tengo la obligación ética y hasta moral de darle un techo a mis hijos. Una familia.
Familia que se constituyó desde sus comienzos de esta forma: mamá, papá, hermano.-
Familia que hoy, podría cambiar el género de uno de los dos y seguir siendo familia.

Familia que elegí tener. Elegí formar. Que elijo día a día alimentar. Regar.
Esto es mi consecuencia y yo tengo que dejar de vivirla creyéndome sometida.
Tengo que empezar a disfrutar de esto que me toca, que yo elijo tener día a día.

Tengo que bajar un cambio y dejar de sentir que siempre se me debe algo.
Tengo que empezar a relajar... Acá, allá, para que esto sea aún más hermoso...


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