· Con este mambo loco, suena tremendo ·

¿Cómo se sabe cuando uno está mambeado?
Pensaba. Lo bueno de fumar, es que sabés hasta a dónde llegan tus sentidos. Explorás nuevos lados.
Si nunca fumaste suponés. Creés que te podría pegar así o asá. Pero nunca lo sentiste.
Cuando fumás te pueden pasar un millón de cosas. (Literalmente). Y de un montón de maneras distintas.
Te puede pegar para quedarte colgado mirando algo.
Pensar en qué sería ese presente sin vos en ese momento. Cómo sería un presente paralelo, que tenga todo lo que el tuyo pero a la vez en otra situación completamente distinta.
Te pone a pensar en una canción, en un poema, o entender de otra manera una pelicula.
Te pone a sacar conclusiones que antes quizás ni habías pensado. Y se te ocurrieron ahí porque tenés los sentidos a flor de piel.
Te pone sensible y a la vez menos propenso al choque.
El mundo transita a tu lado, pasa por al lado, porque en ese momento dejás de formar parte de él, y no te jode.
Y pasa con bombos y platillos. Y pasa gritando, con trompetas. Y no te jode.
Y lo oís como algo que se oye a lo lejos... Muy lejos.
Y lo ves tan lejano como la cúpula de Luján, cual peregrinaje.

Y así.... De otras tantas maneras más.
Y creés conocer tus límites. El fondo de tu vaso. Pero resulta que no... Que había más.
Más pisos por subir. Más cielo por recorrer. Más baldozas que gastar. Y ni sé si algunas palabras de las que escribo están bien pero no importa.

Y te enamorás de nuevo. Y sentís de nuevo como un bebé de 5 meses. Y entendés mejor a un nene de 4 años.
Y todo es más liviano. Más claro. Más pacifico y más eterno.
Y más tuyo. Y más nuestro. Y más de nadie.


Qué se yo.

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