· Un Mundo En Donde La Infidelidad... Duele ·

En los tiempos que corren hablar de infidelidad, de engaño, y sobre todo vivirlo, es moneda corriente.
Pero ¿Cuánto estamos dispuestos a tocar el tema visto desde otra óptica? Desde la óptica del dolor en sí.
Es decir... Sin rencor. Sin odio. Sin reproches, sin reclamos. Sólo con dolor.

¿Qué molesta más de una infidelidad?
¿Que se haya acostado con otra persona? O que haya reido con otra persona?.
Que le guste más fisicamente, o que le guste más intelectualmente?
Qué molesta más... Que sea mejor en la cama, o con mejores ideas fuera de ella?.
Que nosotros reclamemos y aquél no?.
Que pretendamos, y aquél no tanto?.

Y en el caso de ser nosotros los 2dos ¿Qué molesta más?.
Que no sea capaz aquél de dejar a su pareja o que no hayamos tenido la suerte de encontrarnos antes?

Mi pregunta es... Cuando se siente dolor en una situación así. ¿Es realmente porque nos fueron infieles? O nos duele darnos cuenta de que a la persona que está con nosotros, se le hizo insostenible que seamos su única compañía?

Hay una frase que dice "De los cuernos no se zafa". Pero de ser cómplices de una infidelidad tampoco.
¿A quién no le fueron infiel? ¿Y quién no accedió a serle infiel a aquél o aquella?
¿Y... Quién no buscó que nos sean infieles?.

¿Qué se reclama? ¿Quién tiene razón? ¿Quién gana en esta gran batalla? ¿La pareja? ¿El amante?.
Se reclama todo y todos tienen razón.
Pero también, todos ganan.

Se gana el respeto. Se gana el aprendizaje. Se gana la experiencia. Se ganan los cuernos, sí, pero también se gana replantearse a uno mismo qué hizo para llegar a eso. Y ambos dos se lo replantean.
Qué hice yo para ser infiel. Qué hizo aquél para serme infiel. Y qué hizo la otra parte para terminar metiendose en ese camino para nada claro.

Uno muchas veces necesita de esas rupturas, de esas caidas, de esos tropiezos para darse cuenta de que no está todo tan perdido. De que se puede seguir con aquél que estabamos.
Es difícil darse cuenta de eso cuando para una de las partes es practicamente inconcebible serle infiel al otro, pero es ahí donde tiene que entrar el razonamiento. La aceptación y el entendimiento.
Nadie dice que compartamos, pero sí que aceptemos.
Aceptar que aquél tuvo la necesidad...
Aceptar que quizás nosotros lo forzamos para que llegue a eso.
Pero aceptar, sobre todas las cosas, que por más infidelidad que haya el amor no se cuestiona.

Hay dos caminos... Si se lleva años caminando el mismo es tan difícil que lo que se cruce haga cambiar a uno de rumbo...

Y visto desde este punto el dolor se traslada. Y pasa de tenerlo el engañado a tenerlo quien engañó.
Pero no la pareja, sino el tercero.
Creer que las cosas pueden cambiar, creer que aquél, casado o en pareja, que está con nosotros, va a cambiar de postura y nos va a elegir es hermoso.
Pero no olvidemos la posibilidad de que también, es posible que eso no ocurra nunca. Y no podemos culparlo.

¿Y qué se hace? Y, buscar a un par.
Y no vivir una eterna ilusión de que más allá de ser el tercero algo puede alterar la realidad.
O animarse a jugar el partido... Pero siendo consciente de que ya se es perdedor.

¿Y qué se hace cuando nos son infieles?. Pensar que si no lo hicimos nosotros es porque no tuvimos la NECESIDAD. Y que todo ronda en eso, justamente. Sólo necesidad.
El amor es más que eso.
Y para saber cuánto nos ama el otro... A veces es necesario situarnos en nosotros mismos y saber cuánto lo amamos.

Es hermoso encontrar a otra persona que nos logre movilizar cuando todo es rutina. Es hermoso sentirse vivo cuando la monotonía nos hace agonizar.
Pero también es hermoso entender el concepto de cada cosa.
Es hermoso saber de lo que somos capaces, y de lo que estamos imposibilitados.
Es hermoso conocer los límites.
Es hermoso poder decir basta.

La infidelidad está. Lo que resta, y a las tres partes, es entenderla.