Gente... Gente... Gente...
Gente buscando, preguntando, averiguando, suponiendo.
Gente que busca, pero no encuentra. Que no encuentra, pero pregunta. Que pregunta, y averigua. Y que después de averiguar, supone. ¿Por qué?. Porque no tiene un sólo hecho como respuesta.
No se puede buscar algo que no está escondido. ¿Qué buscás? Si está ahí.
Todo está ahí. Lo que tenemos que hacer es aprender a mirar.
Gente a la que le sobran las palabras... Se le caen de las manos... Se tropiezan con conceptos que ni se acuerda de dónde los sacaron.
Gente que pasa por encima de las ideas como si fuesen baldozas.
Gente que usa las palabras como si las hubieran comprado en el mercado central... Total... Si se gastan, pueden ir por más.
Gente sin peso porque su vida es una hoja... Y hasta la más mínima brisa la vuela.
Gente que no se cae porque se estaqueó los pies al suelo, y prefirió bancarse ese dolor a soportar el golpe.
Gente tan cobarde que hasta le temen a decir que lo son.
Gente que se preocupa porque no los lastimen, y no se fijan en cuánto pueden llegar a lastimar.
Gente que se llena de definiciones, planean tanto algo que cuando lo tienen que llevar a cabo el tiempo se les pasó, y tienen que volver a pensar otra cosa para la secuencia que sigue, y que el tiempo se les vuelva a pasar.
Gente que le tiene miedo a volver a enamorarse, sin contar con la posibilidad de temerle a no volver a amar.
Gente que piensa... Pero de tanto pensar, hasta piensan en cómo hacerlo.
Gente que busca puertas a donde entrar, pero de tantas que encontró terminó buscando una salida.
¡Gente que busca gente! Para después no acordarse a dónde la dejaron.
Gente que apoya sensaciones en una mesa de una pata, mientras piensa en cómo hacer para que no se caigan sin darse cuenta que las acababan de pisar.
Gente que le busca sentido a algo en vez de darselo.
Gente que busca Ser en vez de Serlo.
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