· Ante El Vicio De Pedir... Existe La Virtud De No Dar ·

Mi vida para mi siempre fue cuestión de suerte.
Dejarle todo al azar a la hora de elegir tomando como opciones unicamente mis necesidades.
Creo que jamás pensé en el otro...
Pero hasta me atrevería a decir que nunca pensé en mi.

Es raro saber que no ocupás tu tiempo en aquél ni en vos. ¿En qué se ocupa entonces?.
¿En los resultados?.
Nunca tuve una felicidad prolongada... Y aunque sé que es un estado, ha llegado a durarme no más de 20 minutos.

Mi visión egoista no me dejó hacer más de lo que supuse, era lo mejor para mi.
Y hoy... Mirando hacia atrás digo... ¿Y qué hice?. Se supone que si jamás dejé de tomar como opciones mis necesidades, debería estar en un lugar bastante más cálido.
Sin embargo me encuentro en el medio de la nada...
Quizás mis necesidades nunca fueron tan necesarias. O lo suficientemente buenas.

A veces me da la sensación de que todos para mi son objetos que deben moverse de acuerdo a mis pretenciones. Y es ahí, cuando esos objetos dejan de actuar en base a mis deseos, cuando me aburro.
Cabe destacar: me aburro fácil.-

Uno a veces encuentra eso que siempre soñó. Eso a lo que siempre aspiró. Eso que más de una vez imaginó.
Pero estoy empezando a creer que mis aspiraciones y mi imaginación está en lugares a donde nadie más que yo podría llegar.
Eso me hace saborear lentamente la soledad.
Esa que también es un estado, una situación... Y que aparece en consecuencia de algo pero que en algún momento empieza a estar acompañada.
En ese instante miro a mi al rededor y no hay nadie que acompañe mi soledad por más de 24 horas.
Entonces caigo en la conclusión de que eso que es un estado lo estoy convirtiendo en algo perpetuo.

Creo que podría ser un genial ajedrecista.
Pero en mi eterna inconformidad y en mis pocas ganas de perder, una derrota y hasta una victoria podrían saberme a poco.

¿Nunca un arrebato?. Jamás.
Jamás un cambio de planes a mitad del viaje para dar la vuelta e ir hacia otro lado.
Jamás nada fuera de lo estipulado.
Jamás un mínimo de aliento para dar un golpe de timón.
Jamás unos ojos que me duraran más de dos días.
Nunca una mirada que me dejara sin palabras.
Nunca unas mariposas en la panza que perduraran más de 2 horas.
Nunca un deseo frenético al momento de tener a alguien delante mío.

Jamás me quedé ciego, mudo o sin aliento.
Nunca me dijeron algo realmente verdadero como para hacerlo parte de mi realidad.
Jamás me decoraron tanto una mentira como para hacerlo parte de una ilusión.

Nunca sentí unos brazos que durarían para siempre.
Jamás me sentí para siempre en los labios de alguien.

Nunca deseé morir en ese instante porque no podría pedir nada más.
Nunca encontré en el rostro de nadie la respuesta a todas mis preguntas.
Y jamás me hicieron una pregunta que ya no haya pensado.

Nunca nada de esto pasó, y de haber sido así, fue sólo parte de mi cabeza.

Nunca lo impredecible, inexperado.
Y creo que de tanto manejar todo a mi antojo... Terminé quedandome insatisfecho de lo que yo mismo elegí.

Creo que jamás pensé en el otro... Y así fue como nunca aprendí a pensar en mi...

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